Errekaleor bizirik. Errekaleor vive: Comunidad y resistencia

Errekaleor es un barrio de Vitoria-Gasteiz situado en la periferia, compuesto por 16 edificios ali- neados en una cuesta, rodeado por campos de cultivo, un polígono industrial y el barrio “moderno”de Salburua que como si de un perímetro de seguridad se tratará, cierran un cerco alrededor de él.

Estas viviendas llevan 15 años condenadas al derribo. En 2005 comenzaron los acuerdos para expropiar y realojar a los vecinos en otros puntos de la ciudad, los cuales se vieron prácticamente obligados a aceptar una “expropiación forzosa urgente”. A partir de 2008, con Patxi Lazcoz -PSE- como alcalde, se empieza a degradar el barrio de forma voluntaria por parte del ayuntamiento, degradación que se acelera durante la pasada legislatura con Javier Maroto -PP-: el bus dejó de entrar en Errekaleor, la recogida de basuras era cada vez menos habitual, se cerraron algunos espacios comunes… “Los últimos de Errekaleor” resistieron estoicamente el ataque municipal, al que denunciaron por mobbing inmobiliario.
En Septiembre de 2013, poco más de 10 jóvenes se interesaron por el semiabandonado Errekaleor con la idea de okupar el barrio entero, tomando así el relevo a los antiguos vecinos. Tras acordar con lo que quedaba de vecindad la cesión de un portal al completo, empezaron a vivir y a desarrollar diversas actividades, en un principio ligadas a jóvenes y estudiantes, para más tarde impulsar un proyecto integral de autogestión y soberanía que rehabilitara el barrio, abierto a todo el que quisiera y que se denominará “Errekaleor bizirik”.


Hoy Errekaleor vuelve a ser un barrio vivo, una comunidad. Un barrio recuperado de la especulación inmobiliaria. Ha pasado de los pocos okupas iniciales y otros 20 propietarios a convertirse en una comunidad de unas 150 personas, constituida por un amplia amalgama de personas de todas las edades que resisten como pueden la presión de las instituciones y que han convertido Errekaleor en el mayor barrio okupado del Estado Español.
Errekaleor Bizirik es un proyecto basado en la autogestión y la vida en comunidad. Han arreglado 24 de los 32 bloques de viviendas, reabierto antiguos espacios comunitarios y creado una amplia huerta en el descampado cercano. Disponen de panadería, gallinero, guardería, biblioteca, imprenta, frontón, estudio de grabación-radio con local de ensayos, cine… además de una sala de conciertos -donde antes estaba la iglesia- con megafonía para las asambleas y de un área para actividades al aire libre. Se organizan a través de la asamblea general, donde se trazan las líneas generales y la coordinación de los diferentes proyectos que se llevan a cabo en el barrio, contando para ello con diferentes grupos: “Infraestructura”, “Autodefensa” -resistencia de cara al desalojo-, “Erreka Energy” -soberanía energética-, “Cuidados” -apoyo colectivo de cara a posibles quemadas de la gente-, “Relaciones” -que trata de impulsar la horizontalidad- “Cultura”, “Grupo de mujeres”, “Comunicación”… además de grupos de trabajo coyunturales que responden a situaciones concretas.
“Es un proyecto que se va gestando el cual va tomando forma y haciéndose. En el sentido de superar ciertos debates como de plantear nuevos, en el sentido de aprender en el plano colectivo y personal, de establecer normas, o de desarrollar capacidad organizativa en diferentes aspectos…”.
Desde el inicio de los planes de derribo, el ayuntamiento se ha topado con complicaciones para ejecutarlo -judiciales, falta de presupuesto derivado de la actual “crisis”, resistencia…-, además de la falta de apoyo de toda la cámara. El anterior alcalde, Javier Maroto -popularmente conocido por estas tierras como “tonto del nabo” y hoy en la dirección del PP- no se atrevió a intervenir en el barrio más allá de provocar su degradación. Ahora la patata caliente está en manos del representante peneuvista de la “nueva política”, Gorka Urtaran, el cual ha iniciado una ofensiva para desahuciar Errekaleor contando con el respaldo del gobierno municipal –PNV y PSE- y del PP, y la negativa de Bildu, Podemos e Irabazi. Uno de los principales argumentos para el derribo de las viviendas es la supuesta inhabitabilidad de las mismas, pese a que informes técnicos aseguran lo contrario. Urtaran sigue insistiendo en el derribo, pese a que desde el Ayuntamiento habían reconocido que en Errekaleor no se va construir en décadas. Otros falaces argumentos utilizados han sido que “en una ciudad avanzada como Vitoria lo que pretendemos es que la gente tenga viviendas de calidad” ¡que enrrollaos! o la brillante idea de la creación de un huerto ecológico ¿huertos sobre huertos?… Por último pensando en la próximas elecciones municipales, Urtarán “ofrece la alternativa” de realojo en el barrio de Aretxabaleta a cambio de un alquiler social.
En cuanto a la situación judicial, el 25 de mayo del 2015, el juzgado de Primera Instancia de Gasteiz sentenció que se podía hacer un uso colectivo de las viviendas mientras no hubiera un proyecto urbanístico incompatible, considerando la jueza que se trataba de “residentes en precario”. Esta sentencia está a la espera del recurso presentado al Tribunal Supremo por Ensanche XXI, pero da un pequeño respiro a Errekaleor Bizirik.
Pero el mayor golpe represivo hasta el momento ocurrió el 18 de mayo, cuando bajo el hipócrita pretexto municipal de que “el cableado y los puentes realizados ponían en riesgo la vida” de los vecinos de Errekaleor, operarios de Iberdrola escoltados por la Ertzaintza cortaron la electricidad. Pero no fue tarea fácil -ya lo habían intentado en marzo del 2015- ya que la gente pese a la sorpresa inicial, consiguió organizar una rápida resistencia creando un muro humano para impedir que cortaran la luz, siendo agredidos y sacados a rastras. Sin embargo, aún no habían conseguido su objetivo: junto al transformador había otros vecinos encadenados y aferrados a largos tubos. La Ertzaintza se vio obligada a solicitar ayuda a los Bomberos, pero estos no les siguieron el juego y les respondieron que “sólo irían al barrio en caso de emergencia, no para desencadenar gente”. Frente a esta resistencia, los técnicos de Iberdrola decidieron manipular cables fuera de las viviendas, lo que finalmente les permitió dejar sin luz a todo el barrio, no solo a las viviendas. En el medio hubo nuevos porrazos a quienes trataban de impedirlo. La jornada represiva se saldó con tres detenidos, otras dos personas investigadas y varios heridos.
“Si buscaban desmotivarnos o bajarnos la moral, debemos decirles que han conseguido exactamente lo contrario”
En pocos días Errekaleor cultivó innumerables muestras de solidaridad desde lugares diversos, dándole la vuelta a la situación represiva para convertirla en amplificador de su lucha, superando los límites de Gasteiz. Se instalaron varios generadores para garantizar que las familias más vulnerables tuviesen luz en sus viviendas y poco a poco ir recobrando la normalidad, y se convocó a una manifestación bajo el lema “Guk argi daukagu” -“Nosotras lo tenemos claro”, “argi” también significa luz…- que fue un emocionante y esperanzador éxito. El castigo por parte de las autoridades también impulsó a la propia asamblea de Errekaleor y la vida en comunidad -desde el corte de suministro eléctrico, los desayunos, comidas y cenas se realizan de forma comunitaria para todo el barrio-, así como el proyecto de “soberanía energética”, que fue presentado el mismo día de la manifestación y que pretende ser financiado mediante coopdfunding, lo que también está teniendo buena acogida -a una semana de acabar el plazo habían conseguido 75.000 de los 100.000€ estimados-. El objetivo es conseguir instalar alrededor de 550 placas solares para cubrir las necesidades de los 150 habitantes de Errekaleor. Con ello, Errekaleor se convertiría en “la isla energética más grande de Euskal Herria”.
“El corte de luz ha llevado al barrio a hacer piña y a hacerse fuerte ante las medidas del ayunta. La estrategia de desgaste funciona mal cuando la gente se enfada y demuestra una clara y contundente respuesta, con mayor implicación por parte de las integrantes como por parte de otros colectivos e individualidades que no forman parte del proyecto. El ayunta enciende una mecha que tiene repercusión incluso más allá de lo que la misma gente de Erreka imaginaria. Urtaran está apaleando un avispero”.
Mientras tanto, la vida y la rebeldía siguen abriéndose paso en Errekaleor.