¡PELIGRO! Destornilladores sueltos

Cada cierto tiempo, nuestra rutina diaria y la calma chicha que muchas veces es nuestra vida, se ven alteradas por imprevisibles y terribles amenazas que llegan a poner en riesgo nuestra existencia. Unas veces es el mal de las vacas locas, la gripe porcina, la gripe aviar o un nuevo disco de Pablo Alborán. Otras como el caso que nos ocupa, son nuestras amigas las herramientas quienes dotadas de vida propia, toman la iniciativa de amenazar nuestra seguridad y poner en jaque a la civilización occidental – como nos faltan algunos datos a la hora de cerrar esta columna, no nos atrevemos a extender la aseveración a Oriente o África–.

Unas veces, la voz de alarma es dada por organismos científicos independientes sin nada que esconder, como la OMS o Europa FM. En otras ocasiones son el azar, la casualidad, la buena ventura, la fortuna e incluso el destino, quienes se conjugan para ponernos sobre aviso de los graves problemas a los que nos enfrentamos, tal es el caso de la amenaza que suponen las herramientas para nuestra integridad colectiva, representada paradigmáticamente por los destornilladores – planos –.
En esta ocasión, la alerta ha sido anunciada tras conjugarse la fatalidad de unos sindicalistas con el ojo clínico de un incipiente científico-humanista, conocido como Javi el Esclavista. Este próximo aspirante a Premio Nobel, hizo saltar todas las alarmas el pasado 2 de octubre desde su laboratorio, situado en las catacumbas de la Cafetería La Santina de Nuevo Gijón, con unas impactantes declaraciones al diario El Comercio. Al parecer varios sindicalistas de la CNT, turbados por un desconcertante encontronazo con un destornillador, acudieron en busca de consejo y explicaciones a este referente de la ciencia asturiana que bebe directamente del mismísimo Severo Ochoa – que según el mismo Javi el Esclavista ha descubierto, “antes de ser una calle fue un científico de cierta importancia que ganó no sé qué en Suecia va pila años” –. Los sindicalistas se mostraban muy preocupados porque durante una discusión y sin saber muy bien cómo, varios de ellos habían resultado heridos por un destornillador que creían, nadie manejaba porque los palmeros de la patronal, se distinguen por su buen gusto y maneras de comportarse. Tras mucho analizar la situación, con pruebas y análisis de diverso tipo, Javí el Esclavista concluyó que “merced a un bombazo, un destornillador cobró vida y planeando cual aguililla, se fue clavando en diversas partes del cuerpo de varios sindicalistas” a lo que añadió “‘¡Ésto ye la de mi madre! Acabo de descubrir que los destornilladores tienen vida propia y que vienen no a apretarnos los tornillos, sino a dejarnos el cuerpo como coladores los muy cabrones”.
Mis contactos en la comunidad científica, me confirman la validez del descubrimiento si lo ha descubierto el Esclavista. El director de la revista Science me comentaba el otro día “ten en cuenta que Javi es un humanista de los que ya no hay. Observa la realidad como Darwin y Kropotkin, analiza y razona igual que Descartes, esculpe las ideas en su mente cual Miguel Ángel y utiliza un método científico de 45 pasos porque el de 21 a él se le hace corto”.
Puesto al corriente de la situación, a este pobre pollo obrero le invade una tremenda desazón ya que visto lo visto, no parece que podamos estar nada seguros en nuestras ciudades, tan plagadas de herramientas que pueden cobrar vida en cualquier momento. Además, uno pensaba que estas cosas solo pasaban entre los propios utensilios, como las constantes agresiones de martillos a yunques, sobre las que habrá que posicionarse tarde o temprano, pero no sobre personas.
Visto lo visto y dado que la OMS no puede intervenir como es su costumbre para librarnos de terribles pandemias, en este caso quizá sería necesaria la creación de una Brigada de Herramienta en el CNP que pueda neutralizar tal esta peligrosa amenaza.
Adelantándonos a los acontecimientos, desde estas líneas creemos estar en disposición de exigir una vigilancia exhaustiva de las ferreterías, con controles de acceso y salida, una condena unánime de todas las fuerzas sociales del país contra la violencia de los destornilladores planos que andan sueltos y provocando el pánico en la ciudad y sobre todo, una modificación de la Ley de Partidos en la que se recoja la exigencia expresa de condenar a los destornilladores planos.
Ésto no puede ser…