La cesión ilegal de trabajadores como práctica común en el sector de la informática
En el sector de la informática en particular y en el de la consultoría en general se ha convertido en una práctica común la subcontratación de trabajadoras por parte de unas consultoras (como Zemsania, Vipirsa o Krell), que actúan a modo de ETT sin realmente serlo al no estar inscritas como tal, a las consultoras que realmente ofrecen servicios a clientes, en el caso que nos ocupa Capgemini. Se trata de una práctica ilegal en la que las trabajadoras nos convertimos en el producto y en el que la primera consultora no aporta más que la facilidad con la que una empresa como Capgemini se puede deshacer de nosotros. No aporta ni lugar, ni material, ni formación, ni coordinación. Una cosa sí aporta, una importante sustracción en la nómina, en la categoría y en los derechos. Todas las partes han asumido estas prácticas en el sector y las denuncias suelen ser respondidas con despidos, que sirven de amenaza al resto de trabajadores, e indemnizaciones pactadas, lo suficientemente suculentas para ser aceptadas antes de que haya sentencia, multa y precedente.
El artículo 43 del estatuto de las trabajadoras es muy claro “la contratación de trabajadores para cederlos temporalmente a otra empresa sólo podrá efectuarse a través de empresas de trabajo temporal debidamente autorizadas” dónde “se entiende… cesión ilegal de trabajadores…en las siguientes
circunstancias: los contratos… se limiten a una mera puesta a disposición de los trabajadores o que la empresa cedente carezca de una actividad o de una organización propia y estable, o no cuente con los medios necesarios…, o no ejerza las funciones… de empresario”. De las tres causas posibles que implican la cesión ilegal, y de las cuales sólo una basta, se dan todas y cada una de ellas en las subcontratas de Capgemini. En caso de que una jueza falle a favor de la trabajadora, la empresa estará obligada a contratar como fijos con todos los derechos y con la antigüedad del inicio del contrato, al pago del sueldo adeudado a la trabajadora y a la Seguridad Social, al pago de una multa de 6.000 a 190.000 € y, en el caso de considerarse el delito de restringir los derechos laborales, penas de prisión de 6 meses a 6 años y de multa de 6 a 12 meses. La cesión ilegal está fuertemente castigada pero nunca se persigue y rara vez se denuncia.
En La Felguera, Langreo, tiene una de sus sedes Capgemini, importante multinacional francesa de consultoría que se mantiene en expansión en Asturias gracias a bajos salarios. Aquí gestiona proyectos de clientes tan importantes como Gas Natural, Telefónica o Roché. Tiene como práctica interna subcontratar a al menos un cuarto de las trabajadoras, por lo que somos cientos las personas que estamos contratadas fuera de la legalidad. En 2014 varias afiliadas de STSI-CNT decidieron comenzar un conflicto con Capgemini en Madrid por este mismo motivo, después de los despidos todo terminó un año después con una indemnización económica en la fase de conciliación. El año pasado una compañera que denunció en Asturias fue despedida y, al contar ya con otro empleo, finalmene ha aceptado una fuerte compensación económica en lugar de llegar a sentencia y volver a la empresa. Ahora, varias personas que sufrimos esta subcontratación, hemos creado una sección sindical de CNT en el centro de trabajo, amparando a todas las trabajadoras independientemente de la empresa para la que estén contratadas. Hemos iniciado un conflicto por el cese de las cesiones ilegales que está escalando ante la pasividad de Capgemini. No se quiere reunir con nosotras por no considerarnos trabajadoras suyas, a pesar de que lo único que no tratamos con ella, es la nómina. La denuncia no es el única arma, también utilizaremos todo aquello que dañe su imagen y su bolsillo como herramienta de presión. El dinero parece el único lenguaje que entienden los entes que pueblan la globalización.
Hoy, tras el continuo avance del liberalismo, el sentimiento que inunda la clase trabajadora no es el apoyo mutuo, el miedo se ha instaurado gracias a los breves contratos que da la alta temporalidad del empleo. Son pocas las compañeras que se atreven a dar el paso adelante y enfrentarse aquellos que pisotean sus derechos, pero son la semilla que muestra que son el apoyo mutuo y la autogestión quienes conquistan victorias y recuperan derechos. Son la llama que salta y se expande una vez ha alcanzado la suficiente temperatura. La unión y la confianza que da luchar por lo que es justo son imprescindibles al enfrentarse a gigantes que creen que sólo tratan con números. No vamos a tolerar que continúe la impunidad con la que se pisotean nuestros derechos, vamos a recurrir a todas las herramientas que sean necesarias hasta doblegar la voluntad de Capgemini. Os pedimos vuestra solidaridad en este conflicto porque sólo con la solidaridad podemos vencer en la lucha de clases.