Los pelotazos urbanísticos y la ciudad de la corbata precaria
Recientemente volvía la alcaldesa a cargar contra la Casa Sindical de Gijón. No es la primera vez que lo hace, en 2013 ya se ocupó de reflejarlo en prensa con un par de noticias y posteriormente hizo alguna declaración más al respecto, pero si la más seria. La acompa- ñan en la aventura otros insignes de la ciudad, comisiones obreras. Famosos por firmar en 2012 -aparte de un montón de eres- un plan contra el paro junto al Ayuntamiento que creaba 86 puestos de trabajo en 3 años ¡Eso sí que es un sindicato! El caso es que CCOO lleva diez años queriendo salir del edificio sin saber cómo. Que si la estructura está dañada y se viene abajo, que da vergüenza, que se cae el salón de actos, que un día se incendia, etc. pero en 10 años nada de nada ¡Eso sí! Hay que reconocerles la constancia, si dentro de 15 años, hay un incendio por ejemplo, al igual que el Marca, CCOO podrá vacilar de que ya lo adelantó hace 25 años. Lo curioso del asunto es ver como la Fiesta Nacional, al igual que la política, hace extraños compañeros de cama, en este caso CCOO y Foro Asturias. La Fiesta Nacional sí señor, que en este país no son los toros sino la especulación, el chanchullo, el pelotazo y el robo, que a fin de cuentas es lo que hay tras esta polémica con la que nos están dando la tabarra mientras desvían la atención de los problemas reales de Gijón, que no son pocos.
«¿Creen en CC.OO. Que están perdiendo legitimidad, afiliados y delegados porque hay que subir escaleras hasta llegar a sus locales?»
El pelotazo Lo que hay detrás de esta campaña contra La Sindical es una operación urbanística de aúpa y muchas ganas de rellenar de páginas del periódico. Para CCOO y FAC el edificio es un peligro con graves déficits estructurales, para los arquitectos y técnicos que lo inspeccionan y supervisan tras las faraónicas obras del Metrotren, está en perfectas condiciones de uso… pero ¡Ay amigo! Que dice Carmen Moriyón que el edificio es feo ¡muy feo! entonces el problema no es de habitabilidad, es que tenemos otros planes para la zona y nos estorba. CCOO como son tontos de capirote, no se enteran -o no se quieren enterar- y se prestan al juego. Para entender porque estorba la sindical y porque la alcaldesa, como una veleta, se desdice de sus primeras declaraciones en favor de demoler el edificio y pasa a querer convertirlo en sede de la Policía Local, hay que tener en cuenta en primer lugar, todos los terrenos colindantes a la misma. El solarón que va desde el Humedal hasta casi la comisaría de la Policía Nacional, que está pensado para ser construido. Las naves industriales colindantes a las oficinas de El Comercio y el albergue Covaganda, que no se han tirado todavía porque no se construye en el solarón. Algunos edificios desmejorados del barrio del Carmen que se sitúan al lado de los terrenos de la antigua estación, y que no los han tirado abajo porque no cuadra ahora mismo. Imaginemos por un momento que tanto las sindical, como las naves industriales y los edificios en cuestión desaparecen. ¿A qué nos quedan muchos, pero muchos muchos, miles de metros cuadrados para construir? No hay más que decir al respecto de las intenciones ¿O sí? Pues sí hay más. Nadie ha planteado que sea una vergüenza para la ciudad esos edificios del barrio del Carmen o las diferentes naves industriales cuando en muchas ocasiones su estado el lamentable ¿Y por qué? Por una cuestión de propiedad, esos terrenos ya los tienen adquiridos inmobiliarias y constructoras. La Sindical no, La Sindical es del Ministerio de Trabajo y pasa de ella casi tanto como pasa del Ayuntamiento. Pero aún hay más, La Sindical está enfrente de los terrenos del plan de vías y su sociedad gestora Gijón al Norte.
«¿Pensarán en Foro que los problemas de su partido y el que vayan a desaparecer del espectro político gijonés las siguientes elecciones municipales se debe a que La Sindical es fea? »
Esta sociedad es un agujero negro para Gijón tan grande como el propio solarón, un auténtico pufo fruto de las nefastas gestiones del los diferentes gobiernos municipales. Ahora, a alguno le dio por pensar que para tapar los agujeros, si el Ayuntamiento contara con los terrenos de la sindical para ser subastados… igual la zona es más atractiva en un momento de crisis en el que la construcción no tiene tirón ¿Y por qué? Porque hace bien poquito subastaron los terrenos de El Solarón y no pujó nadie por ellos. Sino pues bueno, una comisaría también revaloriza la zona, que mola mucho más que la bazofia sindical esa. En definitiva, lo que preparan es un pelotazo urbanístico de los gordos para cuando sea posible y los metros que ocupa La Sindical vienen que ni pintados, tanto como comisaría o siendo vendidos, pero no es ese el único motivo por el que estorba, a fin de cuentas metros cuadrados hay a puñados pero ¿Y la imagen? El nuevo Gijón 2.0 El meollo de todo este embrollo estriba al final, en la imagen que se espera proyectar de Gijón en los próximos años y en el enfoque de la ciudad hacía el sector servicios y el turismo versión 2.0 La versión Gijón 1.0 tras las reconversiones industriales de los años 80 y 90, convirtió a la ciudad en una villa de servicios que sustituyeran a las fabricas que se cerraban. Hoy, sin fábricas ya que cerrar, la nueva versión de Gijón va más allá, a parte del turismo hay que potenciar los centros económicos, hoteles para congresos, apartamentos, etc. Darle un nuevo aire de “city” a la zona y ahí, estorba La Sindical, estorba pero mucho. Si tiramos abajo todas la naves industriales y edificios que nos sobran y construimos una zona superguay de tercera línea de playa, con apartamentos, hoteles de cinco estrellas, como el cercano Silken, oficinas para empresas y bancos ¿A quién le gustaría encontrarse enfrente un edificio que recuerda de dónde viene la ciudad y que ha sido el único foco de oposición a las diferentes políticas neoliberales de los últimos 30 años? Además un edificio feo, muy feo ¡Y con gente que duerme a sus puertas! Eso no lo puede tolerar la ciudad de la precariedad de la corbata. No lo puede tolerar porque el futuro de la ciudad pasa por un pelotazo que tape los agujeros de las nefastas gestiones anteriores y que haga ricos a un pu- ñado de constructores y empresas, que saben que el negocio es simplemente construir, independientemente de lo que se haga posteriormente. No lo pueden tolerar porque el futuro de la ciudad pasa por una población que trabaje catorce horas al día extorsionada por los diferentes lobbies del comercio y la hostelería o que encuentre la precariedad en las nuevas oficinas y empresas ubicadas en edificios espectaculares a los que se acude con traje, corbata y gomina… a cobrar 700€ al mes. No lo puede tolerar porque en definitiva, La Sindical representa, o quiere representar, todo lo contrario al modelo económico y social que impulsan quienes quieren derribarla.