Hay que tomar conciencia del problema, aunar esfuerzos, formular propuestas concretas y estudiar las tácticas necesarias para imponerlas.
La agricultura y la ganadería ocupan en Asturias alrededor de 16.000 trabajadores, de los cuales 3.000 son asalariados y 13.000 autónomos. Representa, el sector, el 6% de los trabajadores Asturianos y el salario medio esta alrededor de los trece mil Euros. Siete mil por debajo de la media del sector servicios y quince mil por debajo del sector industrial. La mayoría de estos trabajadores pertenecen al sector ganadero para carne, seguidas del lechero y después otras pequeñas actividades como agricultura, apicultura… pero en mucha menor medida. Hay que tener en cuenta que muchos trabajadores lo son a tiempo parcial combinando la agricultura y la ganadería con otros trabajos.
Los gobernantes, a través de sus políticas agrarias tanto en España como en la UE, han apostado por una producción industrial de alimentos y por una despoblación del campo en favor de las ciudades. Los que vivimos en un entorno rural no somos rentables para la maquina capitalista, somos más autosuficientes, necesitamos menos dinero, viajamos menos, necesitamos menos un trabajo asalariado y estamos menos sujetos a las modas y los mercados que los que habitan en ciudades. Por todo ello el estado ha utilizado sus mecanismos, por ejemplo las subvenciones, para desmontar parte del campo Asturiano y poner estos recursos en manos de grandes empresas. A través de ellas se han potenciado unos sectores como el arándano, manzana de sidra… y boicoteado otros como la avicultura. Estas políticas han desembocado en un abandono por parte de los jóvenes de la zona rural y un envejecimiento extremo de las poblaciones de los pueblos, siendo este el primer y principal problema al que nos enfrentamos. Hay que destacar también que las subvenciones mantienen los precios por debajo del coste de producción, por ejemplo en el caso de la carne vacuna.
El estado marca los precios, estima lo que se puede y lo que no se puede producir, crea farragos de normativas, reglamentos, leyes, con el fin de poner el campo y sus habitantes en manos del gran capital. El control de las semillas y pesticidas por grandes emporios empresariales responde a esta misma estrategia. Una estrategia estudiada y pensada para acabar con el mundo rural tal y como lo conocemos, tal y como ha venido siendo durante miles de años. Por otro lado las familias han cambiado y ya no hay la cantidad de hijos que se tenían antes, lo que crea nuevas necesidades y nuevas formas de organizar la producción ganadera y agrícola. Aquí cobran vital importancia las cooperativas, grupos de trabajo y apoyo mutuo que podamos articular. En los últimos años un vector importante de gente retorna al campo. Y somos nosotros, los jóvenes agricultores y ganaderos, los que tenemos que revitalizar el campo y aportar savia nueva a la lucha por recuperar lo que durante años se ha expoliado.
Ante este panorama se hace necesario trazar una estrategia. Primero se debe poner en valor la importancia de vivir en el campo y tender a despoblar las ciudades en la medida de lo posible. Vivir en el campo no solo es bueno para las personas, física y espiritualmente. Vivir en el campo es consumir menos, es luchar por la autogestión, es vivir en simbiosis con el medio, es apostar por comunidades más pequeñas, es ser responsable de cada uno de tus actos… En este aspecto hay que contrarrestar la imagen que en las ciudades se da de los de pueblo. Hay que hacer ver que si el campo es así es porque en los últimos siete mil años sus habitantes lo han mantenido como es. No ha sido el gobierno, ni el Principado, ni la UE, ha sido la gente del campo quienes atesorando una sabiduría milenaria han mantenido los bosques y campos, la flora y la fauna tal y como la conocemos. Llevamos muchísimo tiempo interviniendo sobre el monte, por ejemplo las reuniones de vecinos para quemar partes del monte y mantener las zonas de pasto, y tiene que seguir siendo así.
Es necesario combatir la producción industrial de alimentos. Es vergonzoso el trato que se da a los animales en el proceso industrial donde son tratados como mercancías y no como seres vivos. Algunos optan por hacerse veganos o vegetarianos para no contribuir a esta macabra industria. Además de estas opciones hay que empujar para que se consuman productos asturianos y de temporada. No se puede tolerar que haya productos en los que se ha gastado más en el petróleo del transporte que en pagar a quien los produce. La relación directa entre el que produce y el consume es más necesaria que nunca, para poco a poco ir produciendo con arreglo a lo que se necesita y socavar la dictadura del mercado. También es importante tender a la gestión en común y a la asamblea o conceyu como método de administración y decisión, así como aumentar los comunales y todo lo que tenga que ver con la gestión colectiva (aguas, caminos, limpieza, sestaferias…).
PROPUESTAS CONCRETAS
• Facilitar el retorno al campo de quien lo quiera
Por ejemplo se puede hacer una bolsa de viviendas y tierras disponibles y en qué régimen estarían dispuestos a cederlas sus propietarios. Quienes hemos retornado al campo sabemos lo difícil y la cantidad de tiempo que lleva buscar casa, tierra… Por ello podemos ir recopilando datos y ponerlos en común para los que quieran venir en el futuro.
• Oponerse al reparto de subvenciones
No se puede permitir es que se dé más dinero a quien más tiene. Las subvenciones deberían repartirse por núcleo familiar, por personas dispuestas a vivir en el campo. No por hectáreas, ni por cabezas de ganado… Si se quiere subvencionar que se subvencione a quien esté dispuesto a venir al campo y a vivir de él sin explotar a los demás.
• Crear grupos urbanos de consumo
Para facilitar el contacto directo entre campo y ciudad, recuperar los mercados tradicionales. Hay que presionar para que no se pongan torgas ni burocráticas ni sanitarias, ni de cualquier tipo a aquellos que quieren vender el fruto de su trabajo sin intermediarios.
• Recuperar los conceyos abiertos
Los conceyos son la expresión genuina de la gestión de la sociedad en el mundo rural. Es donde el anarquismo entronca con el saber tradicional y donde se materializa la consigna de todo el poder a la asamblea. Las parroquias rurales han sido despojadas de todas sus atribuciones y por tanto no tiene sentido llamar a conceyu cuando no hay nada que gestionar. Por ello, para relanzar los conceyos como órganos de gestión y decisión, es vital luchar para que se devuelvan todas las atribuciones en cuanto a gestión de terrenos comunales, gestión de bosques y madera y gestión de la caza. El campo difícilmente puede estar peor que como esta tras el abandono y la interesada gestión que de él han hecho tecnócratas y burócratas. Por tanto recuperar la gestión de lo que es nuestro es un deber y una obligación.
• Eliminar y simplificar normativas, quitar funcionarios, luchar contra la burocracia
Estamos hartos de normativas, reglamentos y leyes. No tenemos por qué sufrir el acoso de la administración, no tenemos por qué pagar y cargar con el aburrimiento de las legiones de funcionarios que pululan por Oviedo, Madrid y Bruselas.
• Convertir los terrenos abandonados en comunales
Hay que revertir el expolio que estamos sufriendo e ir incrementando año a año las hectáreas de tierras comunales.
• Pago en tiempo y en condiciones de todos los daños causados por la fauna
En muchas ocasiones cuando un ganadero o un agricultor sufre el ataque de la fauna salvaje lo que está en juego es su subsistencia y la de su familia. Hay que pagar el daño y el lucro cesante por la vía rápida.
• Fomentar el asociacionismo en el mundo rural
Fomentar el asociacionismo y más en el mundo rural es díficil. Hay varios factores: el individualismos imperante, los valores de competitividad y desprecio al prójimo que nos inculcan, el descredito de los sindicatos… Aún así o nos unimos o no hay nada que hacer. La única fuerza que tenemos los ganaderos y agricultores de Asturias es la del número. Hay que organizarse en torno a propuestas asamblearias, horizontales, federalistas, de autogestión y después preparar las tácticas y golpear donde haga falta para hacernos visibles.
GRUPOS DE CONSUMO
Los grupos de consumo son (o deberían ser) organizaciones espontáneas de consumidores y productores, autogestionados y asamblearios.
Se busca consumir productos locales, de temporada, que no procedan de la explotación ni de las personas ni del medio. En los últimos años hay un crecimiento exponencial, aunque aún queda mucho por hacer. Tanto en la creación de grupos como en la defensa de los mercados tracionales.
Grupos de consumo en Asturias:
• Colectividad Valemas CNT
• GAK Cambalache (Oviedo)
• L’allegría la güerta (Siero)
• Libélula huerta (Avilés)
• El Paxu verde (Avilés)
• El Cabillón (Tapia de Casariego)
• La Casa Azul (Navia)
• Eco-Navia (Navia)
• Ramitas (Oviedo)
• NABIPI (Nava, Bimenes, Piloña)
• La Semiente (El Entrego)
• Picu Rabicu (Gijón)
• Ecocestu (Gijón)
• La cestina (Gijón)
• 15M Xixón La cultural (Gijón)
• Red Ostara Bio (La Calzada)
• La Ponte (Santo Adriano)
Tiendas con productos agroecológicos locales:
• L’arcu la vieya (Postigo alto, Oviedo)
• Asociación La Osa (El Llano)
I. y T.