A comienzos de primavera se plagan los praos de esta planta tan humilde, resistente y útil. Precisamente es a inicios de primavera cuando conviene hacer las depuraciones hepáticas, y el diente de león es perfecta para ello por sus principios amargos que llegan a cuadriplicar la secreción de bilis. Las tradicionales “curas primaverales” con decocción de la hoja fresca practicadas por las gentes del mundo rural son todo un ejemplo de autogestión de la salud y de autocuidados preventivos que por desgracia hemos olvidado. Así mismo es aconsejable en casos de cálculos renales, como antioxidante, como diurético y para prevenir cataratas y la degeneración de la mácula por su contenido en luteína y zeaxantina. En Francia se cultiva para su uso en ensaladas, aquí en la posguerra su raíz tostada era utilizada como sustituta del café.
¿Cómo preparala?
Decocción: se echa un manojo de hojas frescas en agua caliente y se lleva a ebullición dos minutosa. Se deja reposar 15 minutos. La cura se aplicaba durante seis semanas.
Sucedáneo de café: con la raíz seca y tostada. Es útil también para tratar hígado y riñones.